sábado, 2 de agosto de 2014

Mi primer amor

Tesoro, no sé por dónde empezar.
He estado pensando en ti. En nosotros. En cómo vas a creerme cuando te diga que te sigo amando.
No sé cómo vas a perdonarme cuando te diga esto.
Mi amor, lo cierto es que he estado con otras.
En otras.
Las he descubierto palmo a palmo, paso a paso. He indagado en todos sus rincones. Lo cierto es que lo he hecho.
Pero te juro que no he sentido nada. No ha significado nada.
Nada.
Casi 23 años ya, y te quiero tanto, tanto…
Incluso cuando estoy con ellas, en ellas, Tú eres mi primer pensamiento.
Y es que no escarmiento,
Si te digo que me tienes loco,
Paso a paso, poco a poco
Yo contraje esta locura
Con tu luz o incluso a oscuras,
La pasión que me domina,
Que no mata, que aniquila
Todo atisbo de cordura.

Tú cofrade y marinera,
Yo demente, y no cualquiera,
Preso de tus entrañas
Y esclavo de tus maneras.

Con ese rubio esmeralda
¿Quién se atreve a dar la espalda
A tu tremenda belleza?
Soy yo, quien te reza
Quien te espera, quien te añora.
Dios perdone a este blasfemo
Al decir que no le temo,
pero este sentimiento no miente,
Pues solo puedo ser creyente
De tu hermosura señora.

Mi amor, mi reina. Alza la vista. Aquí estamos, somos tus hijos. Naturales unos, adoptados otros, qué más da, si a los que no pariste con dolor Tú les diste de mamar. Somos cientos de miles, casi un millón, quizá más, porque nacen donde les viene en gana los que se sienten de un lugar. A los que nos enseñaste a hablar, madre, óyenos qué te decimos: “no tengo miedo a la muerte, si yo me muero contigo”.
Llévame a la vida amor,
Llévame hasta el limbo,
Qué aceitunitas tan verdes,
Que salen de tus olivos.
Llévame a tu cielo amor,
donde la luz se pierde.

Llévame donde prefieras,
Pero, por lo que más quieras,
a mi llévame contigo.

Más que pasión y tiento
Eres puro corazón
Imagina lo que siento
Siendo Tú mi religión.
Eres sal, eres canción, eres frío si no estás. Eres esa luna llena que se ahoga en la mar. Y eres centeno y seda, y eres húmeda certeza, esa luz que siempre queda.  Y eres sueño incendiado, y eres mil lienzos en blanco, eres plata, todo encanto. Eres enigma encriptado. Y eres cercanía tan llena. Eres más que silencio. Eres noche recién bañada. Eres siempre sed de más. Y eres suspiros al vuelo, eres sultana, y es más, eres la envidia del cielo. Eres seseos que esperan. Y música para los oídos, y eres azul, eres jardín, eres jazmín encendido. Eres mi vida entera.

Sevilla. ¿Quieres casarte conmigo?

domingo, 7 de abril de 2013

Mi niña



Mi niña

Tan tierna.

Tus titubeos. Tu risa.

Tú.

Mi dulce niña.

Me has hablado con los ojos de tus albas.

Me lo han dicho tus paredes, tus rincones, las cornisas de tu alma.

Me lo dicen los reflejos de tus balcones, los geranios que te engalanan.

Eres tenue y prieta.

Brevedad que abruma.

Me lo han dicho los faroles,
tus lunares,
me lo dicen los volantes,
y tu dorado colosal.

Lo veo en el céreo resplandor de unos ojos que regalan primaveras
en el fulgor incandescente de tu piel rocosa, aspereza que domina y enloquece.

Mi niña, tu piel barroca.

Enloquece el jazmín con el que te perfumas,
tu rubio río al ocaso es tu melena celestial. Cabellos de oro
de agua y cristal.

Y tu voz, esa música que ciega
ese cante `jondo´
esos `quejíos´del alma.

No hay pupilas como tus lunas.
Tú, amor.
¡No hay caja ni sol que te haga sombra!
Ni patrañas de canallas que enturbien tu grandeza.

Si hasta la mismísima Eiffel, que se rindió a tus encantos, vino a regalarte un brazalete que engalana tu pequeña y dulce Triana.
"La fiesta de los caminos encadenados".

Mi niña: ¿Quién se retracta de tu belleza?

Lunas de abril para coronarte de mil colores.

Volantes de humo. Volantes
de oro y cristal.

Bamboleos que se mecen en tu cintura.

El arte sin igual.

Parangón y doctrina de tu divinidad.

Solemne y grácil aderezo que te engalana.

Esta gloria fugitiva...

Mi niña.

Tú, amor.

La mujer definitiva.

Solo tienes un nombre con siete letras:

Sevilla.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Mi vida sin mi vida



Es de un vacío tan puro y solemne, un vacío casi místico, que carece de toda intriga y entresijo.
Una ausencia tan pulida, tan pulcra.
De una suciedad tan lastimera.

Mi vida sin mi vida.
Henchida de caricias que carecen.
Repleta de sueños tullidos.
Sueños a la pata coja.

"Sin ti
el Sol cae como un muerto abandonado

Sin ti
me tomo en mis brazos
y me llevo a la vida
a mendigar fervor."

La procesión definitiva.
El calvario original.

Mi vida sin mi vida es una celda de barrotes de oro y cristal.

Tú, mi vida.
El cielo de tu boca era el paraíso terrenal.



martes, 4 de diciembre de 2012

No me sirve

La esperanza tan leve,
la memoria tan difusa
no me sirve.

El pudor tan desnudo,
tan breve, tan simple,
la promesa baldía
ya no me sirve.

La pasión tan templada,
la risa tan tenue,
el sabor tan diluido
no me sirve.

No me sirve
tan callada la metáfora.
La llama tan suave,
tan dulce.

La inspiración tan callada.
La musa tan triste.
La Diosa tan ausente.
El tacto tan fácil.
La nieve tan frágil.
Ni el recuerdo tan presente.
No me sirven.

El aliento de sus ojos,
el encanto de sus manos,
el nudo de su abrazo,
la mirada de su anhelo,
la sonrisa entre sus dedos,
ya no me sirven.

-Tributo a Mario Benedetti-

domingo, 21 de octubre de 2012

Yermo


Destierro.

Bastos, áridos campos de mi pecho.

Sequía descomunal.

El vacío que es este cuerpo que no vibra. Que no tiembla. No seduce.

Ya no se marchita.

Campos estériles del alma.

Metáforas muertas, prostituidas, reutilizadas.
Muertes metafóricas que ya no dicen nada.

No sienten.

Cárceles de barrotes de oro
no me sirven.

"La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza
la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve"

Infiernos de cristal ya no me sirven.

Gritos de añoranza que escapan de entre los dedos
de unas manos que son tibias.

Campos inertes
de inerte inercia.

Baldíos escenarios
de infecundo placer.

Sabrosa, descarnada, famélica, leve, pequeña, dócil, tenue.
Mi querida muerte, qué mediocre eres...

lunes, 8 de octubre de 2012

Sinestesia en Do Mayor


De azules ácidos.

De melodías afrutadas y de pieles armónicas.

Frescos labios color Fa.

Castañas cuerdas de arpa de tu cabello.

Negro holocausto de tu mirar.

Claroscuro del desencanto.

Tu moreno caminar.

Dulce tacto.

Suave roce de tu blanco contra mi blanco,

de tu risa contra mi risa.

Leve batalla de tu espacio contra mi espacio.

Grave aurora de los silencios.

Vivas notas de un tenue amargo.

Quietas gotas al despertar.

Niñas rotas en mil contrarios.

Rojo. Triste, tan triste y rico rojo.

Ímpetu del Re, vacío, hiriente terciopelo.

Desconocido olor a tu vida.

Llamas de alegres soledades.

Perennes musas.

Frío, eterno frío de tacto a canela.

Abrazos, besos, historias entrelazadas.

Todo confuso.

Difuso.

Locas sinestesias que agrietando el pecho cálidas brotan.

Borbotean.

Por los ojos. A caños se me escapan por los poros.

Verdes susurros de niebla.

Tu noche en mi noche. Lapsos de día color cristal.

Centímetros de frontera entre tus ojos y mis ojos.

Pequeñas burbujas de piedra que emergen de tu alma

con destino impropio, al más allá.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Matria


Es algo que hay dentro de mi, que sale de mis profundidades, de mis abismos. Brota, emerge como la fe. Tan pasional, algo tan irracional como la misma fe y que luego la razón moldea. Como el minúsculo y vulnerable brote de olivo que ha de retorcerse, acomodarse durante años para decidir su postura, y cuando esto ocurre se vuelve robusto, impasible, férrea madera de fe moldeada por el pensamiento crítico.

Es esta pasión que me corroe. Me da la vida y me consume. Es esta matria que me hizo y me deshace.

No nací en ella, nací de ella, estoy hecho de remiendos de su esencia.

Ella me forja, me da espíritu, me insufla aire divino.

Con un solo quejío me levanta y me domina.

Ella...

Tú, amor gigantesco y eterno... Amor siempre fiel.

Sobre mi piel se erigen tus mezquitas, tus Giraldas, tus Alhambras, tus torres del Oro. Tus palacios, tus ruinas, tus acueductos. Tus casas blancas sobre tu campo verde. Tu furia roja, tu espíritu que hierve.


Por mis venas corren tus aguas. ¡Están tintados tus ríos por mi sangre!


La espuma de tus mares reside en mi saliva, mis ojos son el verde infinito de tus olivares.


Tus gentes están en mi risa y mi voz en las suyas.

Matria, mi dulce matria...

Guardo el azul de tu cielo entre mis brazos, en el negro de sus noches relucen tu luna y hasta constelaciones de mis lunares.

Matria. Estás en mi, no hay quien nos separe.